La Sur del Annapurna de Nil Bohigas y Enric Lucas (1984)
<<Si ambos señalaron el camino a seguir, muy pocos han sabido aceptar el reto. Los mejores alpinistas siempre fueron los visionarios>>
-Oscar Gogorza, El País 2016.
Mientras en esta temporada 2021 los campos base de Everest y Dhaulagiri rezuman de alpinistas que mayoritariamente van a arrastrarse por sus vías normales, algunos con la atención de los medios por hacer cosas que se hacían hace siete décadas, y con un buen número de contagios de Covid y la amenaza de cierre (qué circo), en otras partes del Himalaya y del planeta la aventura de verdad sigue abriéndose camino. En el Kanghung Shar, en el Mount Huntintong de Alaska, en la Arista NW del propio Dhaula, o en la mayor profundidad del planeta, la Fosa de las Marianas, estamos observando ahora mismo hazañas increíbles. Porque las actividades de nivel seguirán haciéndose por mucho que marcas, medios y seguidores de est@s nos vendan ahora otras películas. Hace 37 años los catalanes Nil Bohigas y Enric Lucas hicieron en la sur del Annapurna la actividad en el Himalaya, de mayor calidad del estado en alpinismo, en una época diferente a la de ahora. Por entonces, y los años posteriores, muchos fueron los alpinistas nacionales que viajaron al Himalaya para adentrarse en vertientes salvajes y difíciles, prácticamente con lo puesto, en humildes campos base y escalando en estilo alpino, aunque tampoco recibieran del todo la atención de los medios. Inexplicablemente, años después llegaría la moda del vianormalismo y la colección de ochomiles en estilo pesado, y tras unos años de relajación, parece que con las redes sociales, el marketing engañoso, y el gusto ignorante de la gente por el número en altitud y no en calidad, parece que el vianormalismo mediático regresa. Por eso tiene mucho mérito que algunos deportistas top de la montaña, tanto en escalada en roca como en alpinismo, puedan seguir viviendo de esto, porque no es fácil. Actualmente, las marcas apuestan mucho por embajadores baratos que hagan todo el trabajo de marketing en las redes, y los medios se hacen eco del que mejor vende su movida, aunque su movida ya se hiciera hace 70 años.
<<Nuestro planteamiento fue similar a otras expediciones: éramos un grupo de amigos, cuatro hippies (con sus compañeras) que pudieron disfrutar de los paisajes de un campo base a 4.000 metros. >>
-Nil Bohigas en 2009.
En otoño de 1984 Nil y Enric, tras aclimatar en el Santuario de los Annapurnas, decidieron acometer la espeluznante vertiente sur del Annapurna Central, sin importarles la cima principal del macizo. Con muy poco dinero para montar la expedición, y 25 kilogramos a la espalda, pasaron siete noches en la pared, mientras sus respectivas parejas y algún amigo nepalí les esperaban en el campo base. Con 26 y 23 años escalaron pasajes de hasta V+/A2 por encima de los 7.000 metros en estilo alpino. Hicieron una escalada tan heavy que tuvieron que explicarnos desde el extranjero, desde países con más tradición alpina, que aquello había sido increíble, porque en España apenas hubo reconocimiento inmediato, y fueron alpinistas de renombre como el propio Reinhold Messner quienes ayudaron a que esta obra maestra tuviera la mirada de los focos.
Es obvio que si los Piolet de Oro existieran en aquella época (empezaron en 1991), Nil y Enric habrían estado nominados, sino premiados.
Que no se nos olvide nuestra historia, que no se nos olvide nuestros orígenes a la hora de desarrollar y proteger al alpinismo.
SERIE #QUENOTEENGAÑEN:
La historia de Jordi Canyameres y Quico Dalmases en el Dhaulagiri en 1989
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