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Aterrizando en el río subterráneo de Valporquero.
Hilos de agua chorrean desde Sil de Perlas.
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<<Haces muchas especialidades deportivas diferentes y la espeleología no es tu fuerte, deberías hacer caso a los que llevan más años en esto y hacer lo que te dicen>>
-Otoño 2016
Nuestro viaje a
Valporquero iba a ser en grupo, pero una vez más, las agendas y los imprevistos de última hora mandan, y
Asier y yo nos vemos solos. ¿Qué hacemos? Pues qué vamos a hacer.... ir mano a mano hasta allí y meternos. Somos adultos, sabemos lo que hacemos, poseemos recursos, y vivimos con pasión este tipo de actividades. ¡La belleza y la aventura allí abajo son impresionantes! Además, Valporquero no es una travesía inhóspita y sin gente en esta época del año precisamente. Estudiar previamente la actividad, portear elementos de seguridad y material suficiente, y poseer una buena condición física son ingredientes suficientes para llevar a cabo una travesía como la de
Sil de las Perlas-Valporquero-La Covona sin ningún problema.
El Sistema de Valporquero es poseedor de 6600 metros de desarrollo y tres bocas principales. Debajo del pueblo del mismo nombre, una aldea leonesa de entorno precioso a 1400 metros de altura, se abre la gran boca que lleva el nombre del sistema, la cual está acondicionada para la visita turística desde 1966. El tramo turístico tiene 1300 metros de desarrollo y en él se visitan rincones de gran belleza en un piso superior como la Sala de las Hadas, Sala Maravillas, la Gran Vía, o Pequeñas Maravillas. En la Gran Vía se encuentra la entrada al curso de aguas, un viaje de espeleobarranquismo de primer orden de 1700 metros de distancia y 170 metros de desnivel hasta La Covona, la boca inferior del sistema y por donde sale todo el agua. Desde aquí parten la mayoría de las empresas de turismo activo de la zona con sus clientes. Por aquí han pasado personajes de la tele y la farándula como Jesús Calleja o David Bisbal. La tercera boca es la Sima de Sil de las Perlas, un descenso de casi 140 metros, que arranca 51 metros por encima a la gran entrada de Valporquero en la cresta caliza sobre el sistema. Su descenso integral te deja en el curso de aguas justo un poco antes de la Sala de la Prensa.
Nosotros dos entraremos a las ocho y diez de la mañana por la sima de Sil de las Perlas con la prudencia y el gesto un poco serio en nuestras caras. El paisaje leonés circundante es de extrema belleza; el pueblo de Valporquero "crece" en un alto, y las montañas y bosques circundantes son preciosos. La predicción meteorológica es buena, aunque pueden caer algunas gotas de tormenta a partir de las 4 de la tarde, y para esa hora pensamos estar ya de vuelta a Navarra. Hemos hecho un vivac súper cómodo sobre la hierba del parking de La Atalaya, un mirador sobre el pueblo, y hemos dormido de maravilla tras regar nuestros cuerpos la tarde anterior con vino del Bierzo. Los primeros metros están equipados en fijo y en parte son destrepables, sin embargo en un par de resaltes nosotros dos rapelamos. Así, llegamos al primer punto estrella de la travesía; el descenso en rápel volado de la Sala de la Campana, donde deberemos instalar nuestra propia cuerda. El bonito rápel de 25 metros te deja junto al Púlpito, un espeleotema de buen tamaño y fama. A nosotros nos gastará una pesada broma al retirar la cuerda y quedarse esta enganchada en el mismo, obligándome a escalar hasta su afilada y cortante cima y desengancharla, mientras Asier abre los brazos abajo para amortiguar una posible caída. Me encanta practicar boulder a 40 metros de profundidad jeje. Vale, no es un inicio prometedor, pero le ponemos humor y buen hacer y para adelante. Habremos perdido 20 minutos con la maniobra. La continuación no es complicada si has leído reseñas y echado vistazos a topos; hay que descender por una rampa-tobogán obviando el pozo equipado junto al Púlpito, hasta la cuerda fija del Paso de las Cuchillas, una trepada de II-III por tubos de órgano afilados. Tras el paso aparece un rincón de la cavidad de especial belleza, donde hay que obviar otro pozo a nuestra derecha, para encarar el escalón en subida y el descenso por cuerda fija posterior a la Sala del Lago.
La Sala del Lago es un buen lugar para detenerse y probar el neopreno en sus gélidas aguas. En ella hay formaciones y colores que llamarán nuestra atención y que decidiremos retratar con la cámara de fotos. A partir de aquí empieza lo bueno. Hay que empezar a rapelar por un pasito bastante estrecho que se hace de maravilla con la mochila colgada debajo de nuestros pies y con el descendedor en la baga corta. La gravedad y el uso de nuestra mano en la cuerda harán que nos escurramos sin necesidad de vaselina hasta quedar colgados en un rápel volado, directos a las profundidades, de rápel en rápel y con varias instalaciones opcionales, a elegir para evitar el roce de la cuerda. En la verticalidad de la cueva hay un respiro en forma de terraza donde empieza a caernos ya buenas cantidades de agua. Simplemente precioso. Por detrás podemos oír las voces de un grupo de espeleólogos. Mención especial a los dos últimos rápeles; el penúltimo transcurre por una grieta supersónica y estrecha, y el último hace que aterrices sobre el curso de aguas de Valporquero. Impresionante.
Una vez en el río hacemos un alto para ensacar la cuerda y para que Asier, que lleva una ferretería en el bote estanco, se pertreche de "titos" luminosos y demás. Cuando estamos a punto de partir río abajo, vemos cómo la cuerda de los que nos preceden aterriza en el río. Pronto pondrán ellos también sus pies aquí. El tramo predecesor a la Sala de la Prensa me recordará a la travesía de la Petite Bidouze en nuestra querida Iparralde, y la Sala de la Prensa será el primer lugar de la travesía donde empecemos a ver techos muy altos. En la Sala Peñalba destreparemos una larga rampa gracias a cuerdas fijas y atravesaremos un pasamanos antes de un salto que hará Asier tras obligarme a palpar la poza. Un poquito después nos asomamos a la Gran Cascada, de 17 metros, un resalte muy bonito que rapelaremos por el cauce hasta una marmita donde nadar entre aguas frías. Momentos impagables. Por lo visto hay un paso opcional llamado el Paso de los ingleses (trepada y rampa en descenso con cuerdas fijas) que no veremos emocionados por el salto de agua. A continuación hay varios estrechos que rapelaremos, salvaremos por pasamanos laterales o simplemente mediante tobogán por el cauce, llamados Cascada del cable, Cascada de la Dificultad o el Paso de la Muerte, antes de la Sala de las Perlas, donde hay de nuevo altísimos techos. El final está muy cerca y desde una playa de guijarros Asier y yo miramos como el agua de Valporquero se sifona en una rinconada. Para salvar este tramo sifonado afrontamos otro paso estrella en esta travesía mientras cantamos y gritamos a Guns and Roses y AC/DC; el Paso de la "M". Escalera para arriba, rápel para abajo, respiradero donde pasar a cuatro patas mientras sientes el aire frío de la cueva salir hacia el exterior, escaleras de nuevo para arriba y rapelito final para poner nuestros cuerpos en el recibidor de La Covona. La trave subterránea está hecha. Yendo despacio y sacando fotos, incluso sumando el incidente de la cuerda enganchada en el Púlpito, nos ha costado 4 horas de viaje subterráneo.
Solo queda descender al río Torio mediante dos rápeles muy sabrosos. El primero de ellos, de 28 metros aprox. es impresionante, ¡qué rincón de la geografía leonesa tan hermoso! Y el segundo posee una cueva-surgencia lateral que anima a darle a la imaginación. Una vez en la carretera me ofrezco a subir a pata hasta el coche mientras Asier disfruta de la vida de río, quiero más ejercicio jaja. En una hora salvaré los 6 kilómetros y 350m+ hasta la Atalaya más contento que nunca. Una nueva experiencia vital al bolsillo. Además, viajar en un Ford Fiesta viejo y tuneado punky tiene su gracia. Los viajes largos por carretera pasan volando. I wanna more! More!
Aproximación La Atalaya-Sil de Perlas: 10 min.
Descenso Sil de Perlas: 2h 15 min.
Río Valporquero hasta La Covona: 1h 45 min.
Rápeles exteriores: 50 min.
Regreso por carretera a La Atalaya: 1h
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