Barranco de Iñurrieta y la Tormenta Tropical Leslie.

octubre 14, 2018

Barranco de Iñurrieta y la Tormenta Tropical Leslie.

Parte estrecha del descenso.

<<Cascadas excavadas en leucogranitos. Uno de los pocos descensos a tener en cuenta en este tipo de materiales en Navarra>>

-Barrancos, Errekas, Cascadas y Foces Navarrensis (Francisco José Padilla 2016)

<<Un descenso en toda regla, mas aun, un barranco excavado en granito, con 8 rapeles y caudal permanente!!!>>

-Blog Cañones Nabarra Arroilak (2014)

Muy cerca de la muga entre Gipuzkoa y Navarra, en la vertiente sur del monte Manttale, hay un descenso de agua y granito llamado de Iñurrieta, una rareza, bastante interesante. Este descenso cae al antiguo bar de carretera llamado "Villanueva", a una altitud de 13 metros en el tramo final del río Bidasoa, el lugar más bajo de toda Navarra. Es importante recordar que el granito no abunda mucho en nuestra Comunidad y en esta zona forma un cuerpo de 75 km2 que se localiza en la parte septentrional de Cinco Villas. Algunos expertos llaman a este afloramiento rocoso como "Stock de Aya", en referencia a Peñas de Aia. Pues bien, según las pocas reseñas sobre el Barranco de Iñurrieta, éste es el único o uno de los pocos descensos a tener en cuenta en este tipo de materiales en Navarra.

Asier y yo arrancamos del derruido bar Villanueva con cierta prisa porque la tormenta tropical Leslie no nos enganche dentro del descenso. Según los partes meteorológicos es probable que para la una del mediodía empiecen las precipitaciones y la tormenta pegue algún bufido. Primero senda, después pista y pronto coronamos un cruce de caminos tras casi 275 metros positivos ascendidos. Cerca hay unos baserris. A continuación seguimos la pista, hasta que en una rinconada la abandonamos para bajar al cauce de Iñurrieta. El lugar es entrañable y bucólico, rodeados de castaños, robles y antiguas bocaminas mineras. Tras algunos minutos por el cauce llegamos al primer resalte, en cuya base hay una marmita de granito muy estética.

El primer tramo del descenso es el más divertido, aunque comienza con un rápel tumbado que no parece presagiar nada bueno, pero, tras una curva a derechas se asoma bajo nuestros pies una bonita sección de cascadas de varios metros de altura. Tras este primer tramo y un poquito de bosque, le sigue una sección estrecha muy interesante. Con más agua tiene pinta de ser muy divertido. La equipación es moderna y abundante. Más abajo hay otro rápel tumbado al estilo del primero, que hacemos mientras caen las primeras gotas. Leslie asoma la patita. Y mientras vamos en busca del último rápel de 9 metros, Asier me dice:

-Mientras solo llueva ningún problema. Eso sí, a los rayos les tengo un miedo que me cago.

Y es decir ésto, y a los pocos minutos un flashazo ilumina el barranco, seguido de un trueno a los pocos segundos. Y Asier se caga. Así que seguimos para abajo escaqueándonos del último rápel, y con la premisa de evitar el cauce por el tema de los rayos e ir contando los segundos entre los rayos y los truenos. Y sin ningún problema, aunque el aguacero es abundante unos diez minutos. En un giro a izquierdas descubrimos cercano el antiguo bar Villanueva, justo cuando la tormenta Leslie rebaja su intensidad.

-¿Vamos a comer a Bera?

-Pues claro.

-No se hable más. Quiero vino, música post-punk en la furgoneta y faranduleo relajante con comida de pueblo, porque ritmos selváticos, verticales y agua de tormenta con arañas ya hemos tenido suficiente.