<<En su cueva, una de tantas, estaba la Dama Mari. Esbelta, con su túnica blanca y sus dorados cabellos. Dormida eso sí, no hubo opción de entrevistas, quizás esperando la Diosa a cabalgar con otra tormenta a otra cueva, las de Anboto, Txindoki, dicen se la ve por el Orhi…>>
-Donosti City.org
Begioker, ojo malo, ojo trucha, el amigo de viaje de Maitane, el Joker mitad oso mitad peluche, un gran descubrimiento como compañía. ¿Cómo sentará a una divinidad de la mitología vasca como la Diosa Mari, recibir en la morada donde peina sus cabellos a un muñeco de trapo de espíritu curioso? Ainara, Maitane, Begioker y yo remontaremos los casi 700 metros de diferencia entre la carretera y la entrada a la cueva del Putterri, 50 metros por debajo de la cumbre de la montaña, sintiendo la diferencia de temperaturas que produce un anticiclón, entre la oscuridad de las nieblas y el solazo de las alturas.
La cueva posee un vestíbulo de entrada inclinado para perder 14 metros en 30 metros de desarrollo, con un txoko muy bonito a su derecha (la Columna de los Gentiles y unos Gourgs). A 14 metros de profundidad nos topamos con el lago de Mari, de tonos verdosos. Al otro lado se adivina la continuación acuática hacia la segunda mitad de la cueva (otra pequeña sala y un pozo de 12 metros).
Sobre la cueva, peñas vestidas de hayas y tejos, y vistas al mar de nubes de la Sakana y las sierras de Urbasa y Andia. Y los cuatro super a gusto al solete de la cumbre de la montaña.
Entrañas y punto culminante de una montaña; bonito contraste en pocos metros para el disfrute de Begioker. Daleee.
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