Norte del Adi al atardecer.

febrero 12, 2019

Norte del Adi al atardecer.

Atardeceres de ensueño.

Bonita variante a la normal desde Urkiaga.

Sales de currar, miras al cielo, miras a las montañas que rodean la Cuenca de Pamplona, ves nieve, ves sol, ves tonos anaranjados invernales, sabes que va a hacer bueno, y una chispa irrumpe en tus entrañas. Como una bujía. Venga, me voy al Adi a investigar su txoko norte.¿Y la noche? Nada, no te preocupes, échate el frontal a la mochila y no pienses, ¡actúa!

Urkiaga a las 5 de la tarde, hay un buen pedazo de coche desde la ciudad. Y pa´arriba. Aprovecho la huella en la nieve para superar los primeros kilómetros de pista y para cuando salgo del bosque, la norte del Adi me tienta (al fin y al cabo he porteado piolet y crampones para algo, ¿no?). En la base de la montaña, sobre la GR11 hay restos de aludes pequeños, típicos deslizamientos de nieve sobre hierba, y sobre ellos la nieve está dura y disfruto de la progresión por ella tras ponerme los pinchos. La pendiente se incrementa poco a poco, primero 30 grados, después 35, y cuando llego a la altura del espolón tumbado rocoso que se desprende de la cima, por detrás de él me la gozo progresando por pendientes de 40-45 grados, hasta un resalte de hierba-nieve donde tengo que traccionar con el único piolet que llevo, y que me ha sido suficiente. Una gozada, parece mentira que un monte así y en horas no tan recomendables te regale estos momentos de felicidad. Y qué decir de la cima y el atardecer.... Luces y montañas de una vida por aquí y por allá como en una representación de teatro.

Queda el descenso, íntimo y tranquilo, mientras los montes de Kintoa se quedan en silencio. Qué guay. Da pereza conducir después de currar, pero la recompensa es enorme.