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El Txindoki es la montaña más famosa de
Euskadi, quizá con permiso del
Anboto (curiosamente ninguna de las dos es el punto más elevado de una provincia), y su estampa alpina y afilada, observada desde el valle, es una de las postales más reconocibles de
Gipuzkoa. Además, es una de las moradas de
la diosa Mari. En la vertiente oeste de la montaña, sus laderas forman una cresta de roca caliza perfecta y preciosa que cae serpenteante hacia el valle, con un frontón que cae al sur surcado por líneas de escalada con historia. Pues bien, la primera vez que se escaló esta arista mágica fue en el
año 1951 por un equipo de escaladores vascos.
La escalada de la arista oeste (AD sup.), aglutina tres pasitos de cuarto grado y varias tiradas de segundo y tercero afiladas. La vía, de 200 metros, está equipada con parabolts y reuniones para realizarla en ocho largos, sin embargo la mayoría de la gente la hace en cuatro aunque la cuerda roce un poco. En abril de 2010 el amigo Rufo y yo tuvimos la agradable idea de trepar por ella, y disfrutamos sobremanera en un bonito día azulado pero ventoso. En esta cresta caliza la roca es buena, y aunque haya pasos pulidos aun se puede escalar por ella a placer. Los pasos de cuarto están en el pequeño diedro de entrada del primer largo, en una placa bonita en el tercero, y en un resalte del cuarto largo (IV+). Después hay que "funambulear" por el resto de la cresta hasta la antecima de Arlebeltzeko Punta (1316m), y recorrer los últimos metros hasta la cima principal de 1346m. En 2010 compartimos escalada con una cordada de Madrid, se habían venido desde allí para escalarla, allí también es famosa, y en los primeros metros del descenso me encontré con Laura de Orbara entre una procesión de mendigoizales. El mundo es un pañuelo, y más en las montañas masificadas.
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