El Cura de Orbaizeta

marzo 03, 2015

El Cura de Orbaizeta

Jose Luis en la cresta de Aranohegi al monte Errozate.

Conocí a José Luis Molinat montado en una bicicleta. Nosotros eramos unos imberbes de ocho y nueve años que bajábamos de Orbara al río para tomar un baño, y apareció por la curva de Aztubi sudando como un cochinillo. El grupo le saludó y él siguió su camino a Orbaizeta. Un crío del pueblo dijo <<no es un cura normal, anda en bici un montón, se va hasta Lourdes en bicicleta o caminando. Está en forma el tío.>> Un mes después empecé a estudiar en la escuela de Garralda y la clase de religión nos la impartía él, así que un día entre los pasillos de la escuela me dijo <<Oye, ¿te apetece venir a ayudar a la iglesia de Orbara?>>, y yo no entendí nada. Para un niño como yo que casi nunca había ido a misa, no entendía qué era eso de ir a ayudar a la iglesia... Recuerdo que mi amatxi, que sí era creyente, me contestó en casa que lo que me había propuesto era ser monaguillo y ganar algunas pelas. Y decidí decir que sí, cuando no me sabía ni el padrenuestro, ni los diez mandamientos. La verdad es que fui uno de los monaguillos más profesionales de la historia reciente de Aezkoa, me lo tomé tan en serio que parecía piadoso, un futuro cura formándose en el invernadero, pensarían algunos ingenuos, que jugaba a hacer misas en casa utilizando una galleta María a modo de ostia... Y a mi madre aquello le disgustaba. Era el problema de vivir en un pueblo que no había otras cosas, como las que había en Errenteria, nuestro anterior hogar.

José Luis es un cura montañero y los sábados nos escapábamos a patear por el monte (varios monaguillos de Orbara y Orbaizeta y él), y aquello me empezó a gustar más que hacer de monaguillo, idolatraba a aquel hombre por las historias de montañas y del Tour de Francia que contaba. De alguna manera pasé de ser un monaguillo con todas las de la ley a ser un monaguillo farsante, hacía de monaguillo porque me gustaba el monte, la bici, y escuchar al cura de Orbaizeta contar batallitas. Una tarde me caí de la bici haciendo derrapes al lado de la huerta de Jabat y grité el "MecagoenDios" más alto de mi adolescencia cuando José Luis venía andando de Orbaizeta. El tío me hizo confesarme allí mismo. A mí por entonces me gustaban la chicas mucho más que aprenderse el "Credo", disfrutaba con los rockeros que salían en la tele o los montañeros y escaladores de las revistas, saqueábamos el vino y las ostias de la sacristía, y robaba más dinero del cestillo de misa que el señor Bárcenas en la sede de la calle Génova. Además tenía el récord de expulsiones de clase en Garralda. Me acuerdo que cuando había un funeral José Luis nos despachaba del cementerio rápidamente , <<volver a la iglesia y coger mil pesetas cada uno del cestillo>>, y cogíamos tres o cuatro veces más y nos íbamos a la tienda de golosinas de Orbaizeta a fundirnos los cuartos. Me hice monaguillo-pillo profesional y acaparaba otros funerales en el valle, como en Aria, Orbaizeta y me suena que también en Aribe. La gente pensaba que lo hacía por devoción, pero lo hacía por pillería. Una vez murió una mujer de familia adinerada y en el funeral caían infinidad de billetes de cinco y diez mil pesetas en el cestillo. De tan nervioso que me puse al ver semejante botín, decidí mangar un billete de aquellos en las escaleras que subían al coro sin esperar al término de la misa. Con el dinero que ahorré durante una temporada me compré parte de una mountain bike de la marca Togano, y que nos costó a mi abuelo y a mí 34.900 pesetas.

A José Luis le tenemos cariño por todo aquello que no tiene que ver con la iglesia. Es como un amigo más del pueblo, y es divertido verle nervioso ante los partidos de fútbol de Osasuna, un tipo al que la gente le coge cariño y le invita a comer muchas veces. Algunos gamberros del pueblo le teníamos y le tenemos estima. Nunca olvidaré la mañana que un amigo y yo jugábamos a frontenis utilizando la pared de la iglesia como frontis y apareció José Luis echo una furia. Entonces salió de su casa Joseba Beunza (Qué tío más grande) y le dijo <<Reverendo deje que los críos jueguen en paz, como si le quieren dar en las pelotas a Jesucristo. Me cago en las calaveras papales>> Un año, el día de todos los Santos Inocentes, le cambiamos los cantos gregorianos de misa en casete, por una cinta del grupo navarro de metal-punk "Koma". En otra ocasión, sincronizamos media docena de relojes y programamos sus alarmas para sonar a la hora del sermón. Algunos de los monaguillos ilustres que ha tenido este cura son Lizar Eguinoa de Orbaizeta (primo de Ainara, ahora en Mexico), Joseba Burusko (insumiso ilustre y uno de los mejores artistas navarros), el señor Txapis (mi cuñado) y Mikel Zabalza. La trágica e injusta muerte de Mikel en 1985 marcó a todo el pueblo de Orbaizeta. José Luis ofició su funeral y dijo ante la prensa lo siguiente; <<Mikel era servicial y muy atento. En definitiva era un buen hombre, lo que dicen de él sobre que era un presunto miembro de ETA es mentira>> Hay cosas que el paso de los años no pueden borrar, y el caso de Mikel Zabalza deberá esclarecerse algún día. Nadie puede sesgar la memoria y la dignidad colectiva. Orbaizeta fue señalada como cuna de etarras. Siempre llevaré en mi corazón las largas conversaciones por el monte, cuando José Luis me narraba los hechos de 1985 y cuando se reabrió el caso sin éxito en los noventa. Un ministro socialista señaló públicamente al cura de Orbaizeta y le empezaron a llegar infinidad de amenazas mortales por carta, alguna de las cuales pude ver yo..... José Luis pasó de ser un cura social y comprometido con su pueblo a un cura atormentado y miedoso...

Las últimas excursiones montañeras que hice con él fueron inolvidables. Yo por entonces empleaba el 50% del día en pensar en mujeres y el otro 50% en gamberradas y montañas, y hacía tiempo que ya no hacía de monaguillo. En una trave desde Formigal a Candanchú pasando por la base del Midi y los Lagos de Ayous, dormimos en el Refugio de Larry en el Valle de Aspe. En este coqueto refugio libre, coincidimos con una madre y su hija de edades parecidas a las nuestras, e imitando a uno de Orbara de cuyo nombre no me quiero acordar le dije <<José Luis, esta noche follamos>> A los dos días, cuando subíamos de Pamplona a Orbara en autobús coincidimos en el viaje con Axier Beunza, y le conté en tono de broma que dos noches antes habíamos follado como salvajes en Larry con dos francesas. Y el escándalo que montó el reverendo dentro del autobús fue enorme y gritó varias veces la palabra calumnia mientras otros pasajeros y pasajeras miraban hacia atrás. El hombre vivía obsesionado con lo que pensaran los demás de él, pero en cuanto se le pasaba era un tío cojonudo. ¡Cuantos viajes haría a Lourdes a pie o en bicicleta para rezar por él mismo! Quizá fuera uno de los primeros ultra-runners de Navarra, porque hacía 100 kilómetros en un día, desde Orbaizeta hasta Arudy subiendo Surzai, Bagargi y Marie Blanque, para al día siguiente arrastrarse los cuarenta y cuatro restantes....
Inolvidable José Luis.