Garganta de Aisa (2504m) y El Sombrero (2562m)

marzo 31, 2019

Garganta de Aisa (2504m) y El Sombrero (2562m)

Ainara bajo el Sombrero (2562m) y Pico Garganta de Borau (2570m)

Todavía quedan muchos rincones solitarios y silenciosos en nuestra cordillera a donde dirigirse y pasar unas buenas horas o días en ellos. Las cumbres al este del Pico de Aspe no son muy frecuentadas. Hace unos años subí con un amigo de Ermua al pico más alto de este sector, el Pico de la Garganta de Borau (2570m), a través de su bonito y fácil corredor sur, y hace cuatro años Ainara y yo trepamos a la cima de los espectaculares Mallos de Lecherines (2452m), y en ambas ocasiones no vimos a nadie. Esta vez Ainara yo nos dirigimos a las dos cumbres nevadas a la derecha de la Arista de los Murciélagos al Aspe; la Garganta de Aisa (2504m) y El Sombrero (2562m). Para alcanzar la primera ganaremos muchos metros de desnivel sobre la pala sur de la montaña, de bastante inclinación (hasta casi 40º), antes de avanzar sobre roca los últimos metros. Desde su cumbre las vistas sobre el Piri y especialmente el Aspe son espectaculares. Al otro lado el barullo y el jaleo de Candanchú.

Para alcanzar la segunda cima recorremos la preciosa cresta nevada que las separa. A nuestro izquierda los abismos de la Muralla de Borau. Al collado entre ambas llega una línea preciosa de nieve desde Rioseta (en total cuatro tubos; Gayolo, Inferior en la Muralla, Corredor de los Navarros y tubo de salida), y disfrutamos sobremanera del estético tramo final. Y cima. Un lujo de día y un lujo de cordal nevado.

En el descenso tomaremos un estético corredor de nieve que nos dejará en la normal a la Garganta de Borau. Más abajo, en cuanto empezamos a pisar nieve blanda vemos subir como cohetes a cuatro free riders. Son el viejo conocido Antonio Akerreta (el tipo más fuerte que conoció en vida el gran Iñaki Ochoa de Olza, y con el que tuve la suerte de compartir hasta un viaje a Alpes), Legarra (titán de la escalada y el alpinismo navarro que conozco del Face y del periódico), Josema (9a en sus dedos, lo conocí una vez en Viadós, y le seguí corriendo un buen cacho camino del Eriste Norte), y una chica joven que no le pongo nombre pero que sé que compite y anda en esquís como un avión. Un placer y un gusto saludar a Antonio, el puto amo.