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Terreno inestable, pero se deja para una foto sentado en el cortado jeje. |
A Peña Añezcar o Monte Ezkidi le tengo un cariño especial porque me vio resucitar como mendizale tras una operación de menisco y ligamento cruzado rotos en 2006. Aquellos míseros 200 metros de desnivel me supieron bien porque era un maldito cojo que no podía doblar la rodilla más de 100 grados. Once años después, he disfrutado sobremanera al volver a su cumbre; y si antaño fui yo el que vine con algunas cosas rotas (vale, recién arregladas), esta vez es la Peña de Añezcar la que me enseña sus cosas rotas.... Hace cuatro años,
un seísmo de una serie de varios que tuvieron lugar en la Cuenca de Pamplona,
provocó un desprendimiento gigante en la cara suroeste de la montaña, el cual es visible por todos en nuestras idas y venidas por las carreteras hacia Sakana e Irurtzun. Al parecer también ayudó la lluvia y la erosión de la misma las anteriores semanas. La muralla de texturas grisáceas y un poco amarillentas dejó al descubierto un gran diedro amarillo chillón y extraplomado con losas inestables pegadas a él, como si pudiésemos ver las entrañas y tripas de esta tontorra en una clase de geología. Los bloques de varias toneladas de peso aplastaron varias decenas de robles en la base, y el hecho fue noticia en los diarios. Además,
el historiador Iñaki Sagredo, amante empedernido de los castillos de Navarra, alertó del peligro que suponían la erosión y los terremotos para las ruinas del
Castillo de Sardea, en la cima. No es difícil imaginar que esta peña fuera un gran enclave para la vigilancia y defensa de Pamplona en el medievo. También, se piensa tras un estudio de la Universidad de Navarra en los noventa, que en la cima de esta montaña hubo un
asentamiento humano en la Edad del Hierro. Lo que si hubo en su cima durante años fue un gigantesco Toro de Osborne, el cual se desmanteló en los ochenta, aunque aun es visible la base del mismo. Por cierto, esta montaña ha estado anteriormente incluida en el catálogo de cumbres de Navarra.
<<Se conoce también la existencia de un castillo en lo alto del Monte de Añezkar, el Castillo de Sardea (nombre mencionado en 1238). Lo constituía una torre principal, de la que no queda ninguna huella, un foso y una muralla, ambos fácil de intuir a escasos metros de la cima. Son además evidentes dos aljibes, uno dentro del recinto del castillo y el otro fuera. En 1238 Teobaldo I deja constancia escrita de que si algún hombre de armas del castillo toma por fuerza alguna cosa en las villas de Añézcar u Oteiza, el rey haría sustituir a su dueño, Pedro Corneil.>>
-Web Añezcar en la Red.
A la visita de hoy, sobre todo para ver de cerca y con mis propios ojos el desprendimiento de la cara suroeste, le he querido dar un poco de aliciente y por ello he rapelado a la derecha del desprendimiento desde dos robles. Terminar de currar y rapelar por una peña incandescente encendida por las luces cálidas del atardecer es una de las cosas que me dan mucha vida...
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