Monte Rosa y Cervino a través de una ventanilla.

Una ventanilla de avión.
Una mala fotografía de teléfono móvil, con tres asientos y un pasillo de Boeing por medio.
Un vuelo Frankfurt-Madrid.
La alegría de vislumbrar los Alpes.
Cuántos recuerdos.
Primero una alfombra de nieve.
Después una gran pirámide blanca.
¿Aletschorn?
¿Monch?
Yo que sé.
Y de repente el macizo alargado del Monte Rosa y a su derecha el Cervino...
El Lyskamm, los Breithorn....
El Dent Blanche...
Sol y frío.
Recuerdos en Beige.
Las Jorasses asoman.
Un Mont Blanc que no se reconoce fácil por el blanco dominador.
Qué bonito es volar. 




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