Fajas del Mascún.

El Saltador de las Lañas, un viejo conocido.

Mascún es mucho Mascún, ¡qué barranco! ¿Qué rápeles y oscuros!¡Qué afluentes! ¡Qué agujas y cortados! ¡Que despoblados y aldeas en sus proximidades! Además hay una red de caminos preciosa, por no hablar de que el lugar es pasaje importante del Ultra Trail de la Sierra de Guara en octubre. Para quienes gustan de caminar o practicar trail existe la opción, distancia media maratón, de darle la vuelta al cañón tomando algunas de sus fajas en la parte superior. Son casi 21 kilómetros y 1000 metros de desnivel positivos.   

Oye, que anuncian malo en el Piri, que si viento, frío y precipitaciones. "¿Vamos a Mascún, Ainara? Anuncian huevo frito", "Vale". Y tras noche furgonetera en Abiego, al calorazo de nuestras sábanas Pirineo, regalazo que le hizo a Ainara un tal Mikel, comenzamos a caminar a las ocho y media pasadas. En quince minutos atravesamos la aldea de Cheto, primer asentamiento de Rodellar, y seguimos ascendiendo hasta colocarnos sobre la orilla orográfica izquierda del Mascún, cuatrocientos metros por debajo. Bordeamos los barrancos de Fornazos y D´os Cochas pisando bastantes tramos de nieve siempre en dirección al pueblo de Letosa, y por un paisaje de monte bajo que no apasiona mucho a Ainara. "En cuanto tomemos el camino de bajada al cañón la cosa se pondrá muy interesante" Y en efecto, la cosa se pone muy interesante en cuanto llegamos al cruce que indica el descenso al Saltador de las Lañas, cascada en la cabecera del cañón, y que es la entrada clásica barranquista a este viaje con neopreno de la Sierra de Guara. Justo antes del salto tomamos la primera faja de la circular, desde la cual comprobamos que parte del caudal está helado. Lo mismo ocurre en el Saltador de las Lañas, es más, se puede caminar sobre la poza de la base, que está congelada. Estamos en la mitad del recorrido. Ratico de fotos y seguimos por la otra orilla por una nueva faja, afrontando la dirección de regreso, desde la cual observamos apenados a un cabritillo muerto en el cauce, despeñado muy recientemente....

La faja nos sube en diagonal hasta la cabecera del Barranco Raisén, donde existe un posible escape. Entre Raisén y Barranco de Otín el camino recorre una nueva faja, la última del día, antes de descender a Otín pueblo. Antes del despoblado de dos núcleos de casas, nos adelantan cuatro corredores de trail, dos chicos y dos chicas. Desde lejos uno de los integrantes me parece que es Zaid Ait Malek. Pequeño, fibroso y con una buena pelambrera afro. Total, que es una de las chicas, menuda, simpática y con un pelo afro precioso. Qué vista tengo.... 

Una vez en Otín emprendemos el descenso, casi sin pausa porque una nueva borrasca entra del noroeste. Con vistas a la Cuca Bellosta cambiamos plumíferos finos por goretex. Solo nos queda atravesar la escuela de escalada deportiva de Rodellar, primero por llano y después en subida, para aterrizar en este pueblo que se moría hasta no hace muchos años, y que ha resucitado gracias a la escalada y los deportes de aventura. Me encantan los pueblos perdidos. Al final, seis horas y media a la butxaka. 

"Private Idaho" de B´52 (1980)

(Mantengase fuera del patio

Mantengase fuera del camino)

Caserío de Cheto.

Dirección Letosa.

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Primeros rayos de sol.
Al fondo Rodellar.

Monte Perdido asoma entre las nubes...

Mascún, ¡qué lugar!

Nieve en las sombrías.

Siempre hacia Letosa.

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Cruce importante; descenso al Saltador,

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Primera faja.

Contentos.

Y tras tres horas y poco llegamos al Saltador de las Lañas.

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Rincón de inicio del mítico Barranco del Mascún.

Faja hacia el Barranco del Raisén.

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Y tras el Raisén, la Faja del Mascún.

Bonitos lugares.

Tramo final de las fajas.

Tras cuatro horas y media llegamos el despoblado de Otín.

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Descenso a Rodellar con la Ciudadela y la Aguja Cuca Bellostas de paisaje.

Y lluvia.

¡El Delfín! Ya queda poco.