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Las ruinas del Castillo de Peñaflor. |
Cerca del límite oriental de la
Reserva Natural de Vedado de Eguaras, en las
Bardenas Reales, se yerguen majestuosas las ruinas de un castillo del pasado en lo alto de un cabezo de acceso casi imposible. Cuenta una leyenda, reflejada en una novela de
Francisco Navarro Villoslada (novelista carlista), que en este castillo estuvo presa
doña Blanca hija de
Juan II por no querer casarse con el príncipe de Aragón como quería su padre. Sin embargo la realidad de esta fortificación fue otra. Al igual que otras torres y castillos entre Navarra y Aragón, fue ordenada su construcción por el rey de Navarra
Sancho El Fuerte, para el control de la frontera y de los bandidos. Otros castillos de la época son los de
la Estaca o Sancho Abarca.
Una de las maneras más cómodas de visitar a pie este rincón espectacular de Navarra, es partir desde Cabaña Aguirre, en la pista de circunvalación al Polígono de Tiro, a escaso kilómetro del famoso Castildetierra. De esta cabaña parte una pista que vadea Barranco Grande antes de dirigirse al norte hasta el Corral de la Blanca, antesala del Vedado de Eguaras, una Reserva de casi 500 has donde crecen pinos, coscojares, tomillares, romerales y plantas de suelos salinos en la base de unos cortados de arenisca preciosos, donde nidifican muchas especies de aves en completa tranquilidad. De la Reserva es interesante subir al Plano por la Cuesta del Vedado y acercarse a coronar la Punta de la Estroza, un mirador sin igual al que le llega una pista desde el Embalse de El Ferial. Y si lo que os gusta es la aventura y los juegos de orientación, es interesante regresar internándose en la cuenca de Barranco Grande y curiosear por sus barrancos secos laterales o por los pequeños mini-glaciares de barro de la zona. Experiencia guapa garantizada. Hoy vi varios aguiluchos laguneros, unas perdices, y dos lechuzas...
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