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En 1982 el Parque Nacional de Ordesa amplía su superficie incluyendo joyas como las de la imagen, el súper Cañón de Anisclo. |
Si te gusta correr por senderos técnicos, recorrer fajas al borde del abismo, atravesar arroyos de montaña, cruzar por su base alguna que otra cascada de agua fría, avistar plantas carnívoras y quebrantahuesos, trepar por gradas de roca, y coronar miradores estratosféricos, tu lugar es
Añisclo, ese Cañón que forma parte del
Mundo Mágico de Ordesa desde 1982 y que deja con la boca abierta a cualquiera. Ahora entiendo porqué utilizamos la palabra "Cañón" para designar a una persona guapa...
Mi ruta a pie y con zapatillas parte del parking de San Úrbez y se interna de buenas a primeras en el complejo macizo de los Sestrales. En poco más de siete kilómetros de revueltas, cuestas y trepadas, pongo mis pies en la cima principal, absorto de tanta belleza. Atrás quedan los paredones calizos del Tozal de las Puertas y en frente tengo visión increíble a Monte Perdido y sus tresmiles colindantes... A partir de aquí me interno en un bonito mundo de Heidi, es decir de prados, flores y ganado, hasta la pista que me va a llevar al refugio libre de San Vicenda. Desde esta casita perdida de la civilización empieza lo bueno: Primero el Paso Foradiello (mal asunto si no tienes buenos frenos en tus zapas de trail-running), a continuación el Fondo del Cañón de Añisclo (con sus aguas verdosas y azuladas entre cascadas de espuma), tercero el senderito del Barranco de la Capradiza, cuarto el inicio desmotivante de la Faja Pardina (imprescindible llevar machete, tener paciencia y poseer dotes funambulistas), quinto la parte de la Faja de la Pardina que suele hacer la gente (con acceso a través de una pequeña ferrata desde las alturas), y sexto la llegada salvaje y pletórica a Cuello Arenas, con la visión de Monte Perdido haciéndote olvidar esa media de velocidad tan ridícula que levas desde el Barranco de la Capradiza, tras practicar casi durante dos horas "aventura-trail-extreme-que-te-cagas-inthe-bragas".
Al menos se gana algo de velocidad por la pista que desciende a Nerín, y aunque haya un sendero que ataje la misma, a mí me apetece correr libre de obstáculos durante un rato... De Nerín hasta casi el Puente de la Espucialla sigo la GR15, encantado por la belleza de estos caminos entre pueblos pirenaicos que pasan junto a fuentes antigüas y muretes. Antes de llegar al coche hago revisión de los daños mientras corro por la carretera: Me duelen las caderas y el espinazo de tanto agacharme entre bojes, tengo arañazos por las las piernas, y tengo los tobillos sensibles al más mínimo mini-accidente del sendero mientras recorto la última zeta de la carretera. Cuando le preguntaron a un famoso runner cuando era niño, de cuyo nombre no puedo acordarme, sobre qué quería ser de mayor y les contestó "que contador de lagos", pensé que más divertido sería serlo de miradores, miradores como los de Ordesa.
Magnífica excursión sí señor, y en la mejor época del año, cuando la nieve todavía adorna las cumbres, prados y bosques lucen un verde recién estrenado y el agua anima cada rincón. ¿Te pilló tormenta?
ResponderEliminarPrecioso... Sin duda es un sitio espectacular y el pasado finde hicimos nuestra primera visita al lugar, pero para la próxima seguro que repetimos tu ruta!!
ResponderEliminarGrandes fotos e imagino que gran almuerzo para aguantar esa paliza.
ResponderEliminarSaludos.
Cansamontañas: ¡qué bien te sabes eso de que es la mejor época del año!
ResponderEliminarIgnacio: Si vais a Añislo no os arrepentiréis.
Bruno: Almuerzo a base de pan y choriziko!!