Stage Luz St Sauver 2012

El Soulor tiene a su mitad varios kilómetros suaves.
Gracias a Jon Beunza he podido recuperar algunas fotografías hechas por Antxon Epele en el Stage de Luz Saint Sauver del año pasado, del que guardo gran recuerdo. Son instantáneas preciosas hechas con muchísima profesionalidad. Se ve que además de ser su trabajo, a Antxon le gusta ésto de la fotografía deportiva, y la verdad es que no hay más que verle en los stages, para atrás y para adelante con la furgo y subiéndose al techo del vehículo en busca del ángulo más original, flipando con las vistas.

              Lo cierto es que el Stage de Luz se componía de tres etapas, pero yo solo me presenté a la que era la más dura, la de Soulor-Aubisque, Espandelles y Hautacam, tras haber subido al pico Viscos corriendo el día anterior. De nuevo me juntaba con buenos amigos como Ángel Mari, Jon, Antxon o Josep, o conocía a nuevas personas muy majas como Paco Portero, Cármen, Balta, "Zampabollos"o Paco Moreno. La compañía fue estupenda. La jornada estuvo muy bien porque tuve incidentes de todo tipo, lo cual es frecuente en mí en deportes que no practico mucho y que no controlo; antes de la salida "Zampabollos" tuvo que ponerme de tapones del manillar dos corchos de botella de vino porque sino las cintas podía escaparse,  bajando a Argeles se me rompió el portabidones y tuve que llevar el resto de la etapa el bidón en un bolsillo del maillot, después me hinché a geles porque su sabor era muy rico y soy muy laminero, total, que llegó Espandelles y comencé a acusar todas estas chorradas y el calorazo que hacía. Hay que decir que de vuelta en Argeles, antes de Hautacam, osea la traca final, Jon nos preguntó a todos si alguno quería desistir de subir el puerto y nadie dijo ni mú (somos así), pese a que varios íbamos ya medio apajarados. Es que a mí me hacía mucha ilusión este puerto en concreto, y claro...

              Dicen que en el tour que ganó Riis, en 1996, el danés subió todo Hautacam en plato grande, pues bien a mí me pasó justo todo lo contrario, que no podía subirlo ni con plato pequeñísimo (porque tenía tres) y piñón súper-grande. Madre mía los calambres que sufrí... Jon, que venía acompañando a otro chico acalambrado, me encontraron a falta de cuatro kilómetros bajado de la bicicleta, pero su compañía me animó a volver a intentarlo y esta vez subimos hasta arriba. Después tuvieron que ayudarme a bajar de la bicicleta... Hasta Ángel Mari, que nunca había dado un masaje a un tío ( a tías muchas), me lo dio a mí en las piernas. Aun así tuve que parar en Lourdes en el viaje de vuelta a estirar, porque sino no conducía. Es lo que tiene juntarse con estos figuras, que uno se anima a todo.

               Fotos A. Epele-Pedalier

¡Qué visión sobre los Gabizous!

Últimos kilómetros al ocho por ciento.

Tramo final al Aubisque tras el Circo de Litor.

Sufriendo los primeros síntomas de fatiga por el calor en Espandelles.

Casi 4000 metros positivos.


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