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Txoko 5 estrellas del Pirineo Navarro (cuando cae agua). |
<<(...) uno de los saltos de agua más conocidos del valle (...) Historia: primer descenso deportivo por Felix Santesteban y Carlos Jordan.>>
-Barrancos, Errekas, Cascadas y Foces Navarrensis. Francisco José Padilla. Ed. Gob. Nav. 2016
El Prepirineo Navarro esconde rincones, crestas y roquedos de gran belleza y mucha soledad. En los vallecitos y rincones navarros anteriores a las cumbres más elevadas del eje axial de la cordillera he pasado muy buenos momentos desde que era niño, y siempre en total tranquilidad. Esta vez
Javi y yo nos acercamos a uno de los senderos locales del sur de Erronkari que visita uno de los txokos más singulares del valle, sobre todo cuando baja agua; la cueva y cascada de Azanzorea.
El circo de montañas Gazteluzarra-Argible-Landa posee un alargado farallón de roca caliza que corta los dos barrancos principales. Estos dos barrancos forman en este farallón dos bonitos saltos de agua, el muy conocido de
Azanzorea (35m), sobre la cueva-abrigo del mismo nombre, y el de
Ariztoia (55m), sobre otro gran abrigo donde se han equipado recientemente vías de escalada de corte deportivo (roca de buena calidad, chorreras...)
El S.L. NA-72 parte del km12 entre Bidangotze y Burgi para acercarse tras poco más de un kilómetro y 130 metros de desnivel al imponente abrigo de Azanzorea. Tanto para descender su cascada, como la de su hermana mayor de Ariztoia, hay una cuerda fija en el punto más débil del farallón, para una vez remontado dirigirse a pie a un lado o hacia el otro según el objetivo. Esta vez nuestra cascada de Azanzorea, a la izquierda, presenta un caudal muy bonito, y la de Ariztoia, a la derecha, está formada tras las lluvias y nieves de las últimas dos semanas.
Mientras Javi espera mi aterrizaje en el abrigo de Azanzorea, remonto la cuerda fija de manera un poco penosa al portear neopreno y 70 metros de cuerda, camino sobre el cortado hasta el barranco, y en la cabecera de la cascada tras destrepar por el agua un resalte de 2 metros, encuentro una chapa roñada y un cordino podrido en la orilla izquierda que no dan mucha confianza. Miro y remiro la otra orilla por si encuentro otra instalación, tanteo los árboles de alrededor, y tras un buen rato, decido reforzar la chapa y cordino podrido con dos bagas, un boj y un mallón. Tras la instalación de las cuerdas, el rápel lo realizo con un ocho y un pato para poder pararme a mitad de rápel con la, mayor tranquilidad posible y posarle todo-pro a Javi, que parece entusiasmado en hacer de cámara de "Al Filo" jaja, aunque después se quejará de que he bajado muy rápido. El rápel comienza tumbado, se pone vertical cuando entras en contacto total con el agua fría de la nieve, y acaba con un volado precioso...
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